Ambientación {Lectura Obligatoria}

Diciembre, 1975.

La noche buena estaba cerca, y miles de familias en toda Gran Bretaña se preparaban con entusiasmo para la llegada de las fiestas. Las calles se encontraban abarrotadas de parejas que compraban los regalos y las distintas decoraciones que serían usadas para las distintas casas. Todos alegres y juntos, sin importar las distinciones. Puros e impuros riendo juntos, disfrutando de la Navidad, haciendo las compras necesarias para esas fechas. Uno que otro niño corría libre y feliz por el callejón mientras sus padres se dejaban inundar por la alegría del ambiente. En uno de las esquinas más oscuras de Diagon Alley una figura negra observaba todo con cierto asco y escepticismo, mientras una sonrisa malévola se cruzaba por su cara. Todo estaba por comenzar.

Abril, 1976.

El frío inundaba la salita de estar de la casa, mientras la oscuridad la arropaba como si de una madre celosa de su pequeño se tratase. Los sonidos de la torrencial lluvia que caía afuera inundaban las cuatro paredes de la humilde, anunciando la llegada de la primavera. Las paredes, llenas de moho y telarañas, eran alumbradas de vez en cuando por los relámpagos, recordándole a la figura que se encontraba allí que no estaba solo. La dama caminó unos pocos pasos pero se detuvo cuando estaba cerca del sillón antiguo, sin saber si hablar o no.

- Mi Lord, ¿está seguro de todo? No dudo de usted sino de… -una leve risa un tanto cínica hizo que la mujer callase al instante y revolviese sus cabellos con cierto nerviosismo y temor.

-Oh Bella querida, nuestro tiempo ha llegado, es hora de actuar –susurró la voz masculina con cierta parsimonia, mientras una serpiente siseaba a sus pies y se enrrollaba en las flácidas piernas del hombre. Bellatrix solo podía observar la silueta de su Lord, estaba de espaldas pero aún así la morena supo con certeza que en la cara reptil de su amo se dibujaba una sonrisa capaz de congelar al más valiente.

La mujer se recompuso y sonrió igualmente, un tanto sádica. Los mechones negros que caían en tirabuzones por la cara de Bellatrix ondeaban con el viento que se abría paso por las ventanas rotas de la casa. Sus pálidas manos se retorcían de pura emoción. ¡Cuánto había esperado ese momento! El momento en que todo sería como debía ser.

-Las tropas esperan sus órdenes señor. Todo está listo –sentenció con su viperina lengua, siendo esas las palabras que sentenciarían el futuro del Mundo Mágico.

Septiembre, 1976.

Hacía dos semanas que las clases dieron inicio, pero hacía dos días que la pesadilla se desató en Hogwarts. Con ayuda de los Slytherin de séptimo año, los mortífagos habían conseguido adentrarse en el castillo, la mayoría de ellos alumnos que se habían graduado en Julio. El caos y el pánico reinó en el castillo y la pelea dio comienzo. Los hechizos volaban de un lado otro mientras las bajas entre los estudiantes y profesores en grandes; los mortífagos estaban muy bien preparados para esa batalla y lo estaban demostrando.

Los chillidos de los alumnos heridos resonaban en el castillo mientras los cuerpos inertes de los desamparados y desprotegidos yacían en el suelo con la mirada perdida en el techo y la boca abierta en una ‘o’ de sorpresa. Todo era tan repentino, tan de sorpresa que no les dio tiempo a prepararse o incluso a pensar en una estrategia. El mal comenzaba a alzarse en Hogwarts y estaba ganando la batalla. Los pocos que habían logrado escapar eran apresados por los Caballeros de Walpurgis. De vez en cuando, las habitaciones eran iluminadas con haces de luces verdes y rojas, lanzadas por los seguidores del Lord. Nadie sabía dónde estaba Dumbledore, no se había aparecido por allí y no había dado señales de hacerlo. Hogwarts estaba solo.

Al cabo de unas horas la batalla terminó con la rendición de los estudiantes y los profesores. Estaban acorralados y no podían hacer más o morirían, preferían mantenerse con vida e idear un plan para más adelante. Los mortífagos los reunieron a todos en el Gran Comedor dónde el líder de dicha masacre se hizo presente.

-Vaya vaya, así los quería, rendidos ante el supremo líder del Mundo Mágico –su penetrante mirada se paseó por todo el salón. –Los tiempos han cambiado para Hogwarts, cumpliéremos los designios de nuestro querido Salazar Slytherin. La pureza será renovada en el castillo y a aquel que no le guste pues, puedo enviarlo con sus demás compañeros fallecidos –sonrió casi niño, emocionado con el resultado de su plan. –Malfoy, Crouch –llamó, para después observar a los dos rubios. –De ahora en adelante ustedes serán mis ojos aquí –ordenó con un leve siseo, obviando las caras de horror de los estudiantes.

-Pero, mi Lord yo creo… -titubeó la dama de cabellos negros parada al lado del Tom Ryddle.

-¡Silencio, Bellatrix! –su voz grave y peligrosa estremeció a todos los presentes. –Mis órdenes están dadas y aquel que no quiera obedecerlas, puede considerarse traidor a la causa –la mujer se encogió en su lugar y asintió cabizbaja. –Nuevos tiempos nos esperan, muchachos –dirigiéndose a los estudiantes.

Ese día no sería olvidado por nadie.

Octubre, 1976. Actualidad.

El silencio y la sumisión reinan en Hogwarts. No se está permitido hablar nada que no sea de Magia Negra; la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras ha sido cambiada por Artes Oscuras; Encantamientos ya no es la misma clase inofensiva de siempre, Estudios Muggles ha sido eliminada y se ha distorsionado la Historia de la Magia para que solo relate la historia que el Señor Tenebroso quiere que se cuente. Los alumnos se ven forzados a convivir en un ambiente de oscuridad y hostilidad reinante, en el que todos deben estar atentos a los movimientos de sus compañeros, cuidando de no ser el blanco de diversión de los mortífagos.